Hoy:
El fiel Johannes.
La historia se centra en uno de los criados de un viejo rey. Este rey, a punto de morir, le hace prometer a Johannes que cuidará de su hijo, el príncipe, y le enseñará todas las habitaciones del castillo excepto una. En esta habitación, al parecer, se encuentra un retrato de una joven muy hermosa, a la que llaman la Princesa del Techo de Oro, y que si la llega a ver, se enamorará tan perdidamente de ella que hará cualquier estupidez por ella y, además caerá inconsciente (cómo viven el amor, ¿eh?). El caso es que el príncipe siempre había querido saber qué había en esa habitación, pero Johannes nunca le dejaba. Hasta que un día se hartó, y le exigió que la abriese. Por supuesto, al ver a la joven, cae rendido de amor y decide encontrarla. Johannes le explica que se trata de una princesa que vive en una isla, cuyo castillo y su interior estaban hechos de oro, y que ella seguramente no querría verle porque no le gustaban las visitas. Entonces, el criado idea un plan para que el joven rey pudiese verla (y no es más fácil decirle que la tía se ha muerto y así se olvida de ella? Pues al parecer, no) y deciden hacer muchos animales y plantas con lingotes de oro, para después tentar a la princesa. Se hacen pasar por comerciantes y llegan a la isla, engañan a la chica y se la llevan de vuelta al reino. De camino, el joven rey y la princesa pues se empiezan a querer más y tal, y el criado ve venir a un par de cuervos. Y decide escuchar su conversación, porque sabe el idioma de los pájaros (y yo me pregunto, ¿cómo se aprende? ¿Hay que ir a alguna clase especial?). Estos cuervos hablan acerca del joven rey, que no está destinado a casarse con la princesa. Al parecer, nada más desembarcar vendrá un corcel con las riendas de oro, y él, al montarlo, se caerá de la montura y morirá. Solo se puede impedir si alguien se subiese antes al caballo, sacase un arma que lleva en un morral, y le matase al corcel de un disparo. La segunda cosa que le sucederá es que, en el castillo, se encontrará con un traje de bodas precioso, y al intentar ponérselo, se quemará vivo y morirá. Solo se impedirá si alguien le arrebata el traje y lo echa al fuego de la chimenea. Y la tercera cosa, es que después de la ceremonia de boda, la princesa caerá muerta y solo despertará si alguien le muerde un pecho y saca tres gotas de sangre con la boca, escupiéndolas después. ¡Peero! Nadie puede explicárselo o contárselo al príncipe porque sino, se convertirá en piedra. Johannes, por supuesto, es tan fiel a su rey que hace todo eso, pero sin decirle nunca el por qué. Hasta que, con lo de la princesa, el rey se enfada y le manda a la horca. Pero antes de morir, Johannes se lo explica todo, y se convierte en piedra. El joven rey se siente muy mal, y deja la estatua en su habitación para pensar siempre en él (a mí me daría mal rollo tener una estatua en mi habitación).
Pasa el tiempo, y la princesa tiene gemelos. El rey siempre está lamentándose de no poder devolver la vida a su criado, hasta que la estatua le habla y le dice que, si quiere salvarle, debe matar a sus dos hijos y salpicar la sangre de ellos sobre la estatua para que reviva (¡Pero qué brutalidad!). ¡Y va el tío y lo hace! Porque siente que le debe eso y mucho más. Así que los decapita y Johannes revive. Al hacerlo, el criado como recompensa le devuelve la vida a los hijos del rey, con solo ponerles la cabeza de nuevo sobre el cuerpo. Y así, vivieron todos felices y contentos.
¡Por fin un cuento que acaba bien! Casi no me lo creo. Aunque reconozco que son un poco sádicos y violentos, ¿no? Son como historias de horror o algo así. Y no hay tampoco mucho amor de pareja, solo, y nuevamente, de criado y príncipe. ¿No os recuerda a un cuento anterior? Uno de los primeros que leí: el del rey sapo y Heinrich el de los hierros.
Los doce hermanos.
Este cuento trata de doce príncipes que vivían con sus padres, los reyes. Un día, la reina se quedó embarazada, y el rey le dijo que si era una niña, mataría al resto de sus hijos porque quería que su hija heredase toda su fortuna, y para demostrárselo, hizo fabricar doce ataúdes (Jolín con el padre, qué mala hostia tiene). A la reina le da un síncope, claro, y el más pequeño de sus hijos, Benjamín, se preocupa y recibe la noticia. La reina les pide que huyan, que vigilen en el árbol más alto del bosque y, si era niño, habría una bandera blanca. Pero si era niña, la bandera sería roja.
Al final, la bandera es roja, y los demás hermanos se enfadan tanto que juran matar a toda chica con la que se encuentren. Benjamín y sus hermanos se internan en el bosque, porque no pueden volver a palacio, obviamente, y se encuentran con una casita donde hay una vieja. Les dice que la casa es para ellos, y que hay unas lilas en la ventana. Siempre que estén florecidsas, no sufrirán ningún peligro, y se larga. Los hermanos se quedan varios años allí, dejando que Benjamín se ocupe de la casa y cocine para los demás hermanos, que se van a cazar, porque él era el más pequeño (yo creo que le veían maneras de mariposón). El caso es que la princesa descubre la existencia de sus hermanos, y se va al bosque para conocerles. Se topa con la cabaña y conoce a Benjamín y a los demás hermanos, quedándose con ellos para ayudar a Bejamín con la casa.
El caso es que la niña quiere acompañar la comida con una de las lilas de la ventana, así que la corta. Y al hacerlo, la casa se desvanece y los hermanos se convierten en doce cuervos negros que se van volando. La vieja de antes aparece, la regaña por lo que ha hecho, y le dice que si permanece totalmente en silencio y sin reír durante siete años, los cuervos se convertirán de nuevo en sus hermanos. Ella accede y se sube a un árbol para pensar, en silencio. Mientras tanto, aparece un joven rey que la descubre, y nada más verla, se enamora y le pide que si quiere casarse con él (como preguntar "qué tal estás", vamos).
Pasan los años, la joven reina sigue en silencio y la madre del rey le dice a su hijo cosas horribles de su esposa (la típica suegra tocapelotas) y al final el rey se lo medio cree y somete a la chica a juicio. Entonces, a punto de estar quemándose en la hoguera (porque los jueces eran partidarios de la suegra tocapelotas y la mandaron a la hoguera como a las brujas) aparecen los cuervos y se transforman en los doce hermanos, que la salvan. Es entonces cuando condenan a la suegra tocapelotas a morir en un barril lleno de serpientes venenosas y aceite hirviendo. Un poco tonto, porque si hay serpientes, el aceite las mataría.
En fin, el caso es que acaba bien, sí, pero los castigos son un poco crueles ¿no? No basta con un par de latigazos, no, te meten en un barril lleno de víboras y con el aceite hirviendo.
¡Espero que os haya gustado! ¡A comer perdices!
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